Generalidades y cambios importantes.
¿Qué es la hipertensión arterial (HAS)?
La hipertensión arterial (HAS) o presión arterial alta, es una condición en la que la fuerza con la que la sangre empuja contra las paredes de las arterias se mantiene elevada de forma crónica. Aunque muchas veces no da síntomas, con el tiempo puede dañar órganos vitales como el corazón, el cerebro, los riñones y los ojos.
Por eso se le llama el “asesino silencioso”: cuando no se controla, aumenta el riesgo de infartos, insuficiencia renal, demencia y accidentes cerebrovasculares.
¿Cuáles son los síntomas de la hipertensión arterial?
La hipertensión arterial es conocida como el “asesino silencioso” porque, en la mayoría de los casos, no presenta síntomas evidentes. Una persona puede vivir con presión alta durante años sin saberlo, mientras sus órganos (corazón, cerebro, riñones y vasos sanguíneos) se van dañando poco a poco.
Cuando la presión está muy elevada o mal controlada, algunas personas pueden presentar:
- Dolores de cabeza frecuentes o intensos.
- Mareos o sensación de inestabilidad.
- Visión borrosa o alteraciones visuales.
- Palpitaciones (sensación de latido fuerte o acelerado).
- Dificultad para respirar.
- Náuseas o malestar general.
- Enrojecimiento de la cara o sensación repentina de calor.
- Zumbido en los oídos.
Es importante recalcar que estos síntomas no siempre aparecen y que no son exclusivos de la hipertensión, por lo que no se deben usar como único criterio para sospecharla.
Diagnóstico de la hipertensión arterial
El diagnóstico de la hipertensión no se basa únicamente en una medición aislada de la presión arterial, ya que esta puede variar por factores como estrés, ejercicio, café o incluso el “efecto de bata blanca” (cuando la presión se eleva solo en la consulta médica).
Para que el diagnóstico sea correcto, se siguen ciertos criterios y pasos:
1. Medición clínica estandarizada
La presión arterial debe medirse en condiciones adecuadas: la persona debe estar sentada, relajada, con el brazo apoyado y sin haber consumido café, tabaco o hecho ejercicio intenso en los 30 minutos previos.
Se recomienda realizar al menos dos mediciones en cada visita y repetir en diferentes ocasiones.
2. Valores de referencia (según AHA 2025)
Normal: menos de 120/80 mmHg.
Elevada: 120-129 mmHg de sistólica y menos de 80 mmHg de diastólica.
Hipertensión etapa 1: 130-139 mmHg sistólica o 80-89 mmHg diastólica.
Hipertensión etapa 2: 140 mmHg o más de sistólica, o 90 mmHg o más de diastólica.
3. Monitoreo ambulatorio y domiciliario
Se recomienda el monitoreo ambulatorio de 24 horas (MAPA) o el monitoreo domiciliario de presión arterial (MDPA) para confirmar el diagnóstico y descartar hipertensión de bata blanca o hipertensión enmascarada.
Estos métodos ofrecen un panorama más realista de cómo se comporta la presión en la vida diaria.
4. Estudios complementarios
Una vez confirmado el diagnóstico, se realizan pruebas adicionales para evaluar el impacto de la hipertensión en otros órganos y descartar causas secundarias. Entre ellas:
- Examen de orina con medición de albúmina/creatinina, obligatorio según las nuevas guías.
- Análisis de sangre (función renal, electrolitos, glucosa, perfil lipídico).
- Electrocardiograma y, en algunos casos, ecocardiograma.
- Prueba de aldosterona/renina en pacientes con sospecha de hiperaldosteronismo.
Importancia de la detección temprana
El diagnóstico oportuno permite iniciar tratamiento antes de que ocurran daños graves. Identificar la hipertensión en etapas iniciales, junto con cambios en el estilo de vida y, si es necesario, medicamentos, es fundamental para prevenir complicaciones como infartos, insuficiencia renal y accidentes cerebrovasculares.
Complicaciones de la hipertensión arterial
Cuando la presión arterial se mantiene elevada durante mucho tiempo y no se controla, el daño a los vasos sanguíneos y órganos se acumula silenciosamente. Esto puede dar lugar a complicaciones graves y potencialmente mortales.
Las principales complicaciones son:
1. Corazón
- Enfermedad coronaria: mayor riesgo de infarto al dañar las arterias que llevan sangre al corazón.
- Insuficiencia cardíaca: el corazón se ve obligado a trabajar más, lo que engrosa el músculo y lo debilita con el tiempo.
- Arritmias: los cambios estructurales y eléctricos en el corazón pueden alterar su ritmo.
2. Cerebro
- Accidente cerebrovascular (ACV): una de las complicaciones más temidas; puede ser isquémico (bloqueo) o hemorrágico (ruptura de un vaso).
- Deterioro cognitivo y demencia: el daño crónico en los vasos cerebrales afecta la memoria y otras funciones mentales.
3. Riñones
- Enfermedad renal crónica: los riñones pierden la capacidad de filtrar adecuadamente la sangre, lo que puede llevar a insuficiencia renal.
- Proteinuria (albúmina en orina): signo temprano de daño renal asociado a hipertensión no controlada.
4. Ojos
- Retinopatía hipertensiva: la presión alta daña los vasos de la retina, lo que puede causar visión borrosa, hemorragias o incluso ceguera.
5. Vasos sanguíneos
- Aneurismas: la presión constante debilita las paredes de las arterias, aumentando el riesgo de ruptura.
- Enfermedad arterial periférica: se reduce el flujo sanguíneo a las piernas y brazos, causando dolor y problemas de movilidad.
Generalidades de la guía AHA 2025
En agosto de 2025, la American Heart Association (AHA) y el American College of Cardiology (ACC) publicaron una nueva guía para la prevención, detección, evaluación y manejo de la hipertensión en adultos.
- Es un documento vivo, diseñado para actualizarse con la nueva evidencia científica.
- Se reafirma el objetivo de mantener la presión por debajo de 130/80 mmHg en la población adulta.
- Se pone énfasis en la detección temprana y en la prevención, incluso desde la juventud.
Cambios importantes en la actualización 2025
Prevención temprana:
- Se introduce la calculadora PREVENT™, que estima el riesgo cardiovascular a 10 y 30 años, considerando factores clínicos y sociales.
Estilo de vida como primera línea de tratamiento:
- Reducir sodio a menos de 1,500 mg/día.
- Evitar o limitar el alcohol.
- Seguir dieta tipo DASH.
- Realizar 150 minutos de actividad física por semana.
- Mantener un peso saludable y controlar el estrés.
Inicio más temprano de medicación:
- Si después de 3–6 meses de cambios de estilo de vida no se logra el control, se recomienda iniciar fármacos.
- En hipertensión etapa 2, se sugiere comenzar con terapia combinada en una sola tableta.
Evaluaciones clínicas mejoradas:
- El examen de albúmina/creatinina en orina es ahora obligatorio.
- Mayor uso de pruebas de aldosterona/renina para detectar hiperaldosteronismo.
Más allá del corazón:
- La hipertensión se reconoce como factor de riesgo para deterioro cognitivo y demencia.
Embarazo y posparto:
- Se actualizan pautas claras para el manejo de la presión arterial durante el embarazo y después del parto.
Atención integral en equipo:
- Se promueve la colaboración entre médicos, nutriólogos, enfermería y agentes comunitarios.
- Se recomienda monitoreo domiciliario de presión arterial con dispositivos validados.
Alimentación e hipertensión.
- Frutas y verduras frescas: ricas en potasio, magnesio y antioxidantes (plátano, naranja, jitomate, espinaca, brócoli). Estos nutrientes ayudan a equilibrar el efecto del sodio,
- Granos enteros: avena, arroz integral, quinoa, amaranto, tortillas de maíz integral, que mejoran la salud cardiovascular.
- Leguminosas: frijoles, lentejas, garbanzos y soya, fuente de fibra y proteínas vegetales.
- Proteínas magras: pollo sin piel, pescado, pavo, claras de huevo, y en algunas ocasiones cortes magros de res.
- Pescados ricos en omega-3: salmón, sardina, atún natural, que ayudan a reducir inflamación y riesgo cardiovascular.
- Lácteos bajos en grasa o descremados: leche, yogur natural, quesos bajos en sodio.
- Frutos secos y semillas naturales (sin sal añadida): nueces, almendras, chía, linaza.
- Aceites saludables: aceite de oliva, aguacate, canola en cantidades moderadas.
- Hierbas y especias naturales: ajo, orégano, cúrcuma, perejil, en sustitución de la sal para dar sabor.
- Agua natural: mantenerse hidratado sin recurrir a bebidas azucaradas o energéticas.
Alimentos no recomendados
- Alimentos ultra procesados y empaquetados: galletas saladas, botanas, sopas instantáneas, embutidos y comidas rápidas, que suelen ser altos en sodio, grasas saturadas y aditivos.
- Carnes procesadas: jamón, tocino, salchichas, chorizo.
- Quesos curados o muy salados: manchego curado, parmesano, roquefort.
- Comida rápida (fastfood): hamburguesas, pizzas, papas fritas, pollo frito, por su alto contenido de sodio y grasas trans.
- Productos enlatados o en salmuera: atún enlatado con sal, aceitunas, pepinillos, conservas.
- Panadería industrial: pan blanco, bollería, pastelitos, por su aporte de sodio oculto y azúcares.
- Bebidas azucaradas y refrescos: aumentan el riesgo de obesidad y síndrome metabólico.
- Alcohol: las guías 2025 recomiendan evitarlo completamente o limitarlo a máximo 1 bebida/día en mujeres y 2 en hombres.
- Exceso de café o bebidas energéticas: pueden elevar la presión arterial en personas sensibles.
Recomendaciones de estilo de vida en hipertensión arterial
El estilo de vida saludable es la primera línea de prevención y tratamiento de la hipertensión arterial. De acuerdo con las guías AHA 2025, adoptar cambios sostenibles puede reducir significativamente la presión arterial y, en muchos casos, retrasar o evitar la necesidad de medicamentos.
1. Reducir la ingesta de sodio
- Limitar el consumo de sal a menos de 1,500 mg de sodio al día.
- Evitar alimentos procesados, enlatados, embutidos y botanas saladas.
- Usar hierbas y especias naturales para sazonar en lugar de sal.
2. Seguir un plan de alimentación tipo DASH
- Aumentar el consumo de frutas, verduras, leguminosas, granos enteros y proteínas magras.
- Preferir lácteos bajos en grasa.
- Reducir azúcares añadidos, grasas saturadas y ultra procesados.
3. Mantener un peso saludable
- La pérdida de tan solo 5 % del peso corporal puede mejorar los niveles de presión arterial.
- Combinar alimentación equilibrada con actividad física regular.
4. Realizar actividad física regularmente
- Al menos 150 minutos de ejercicio moderado a la semana (como caminar rápido, nadar o andar en bicicleta).
- Incluir ejercicios de fuerza 2 veces por semana.
5. Limitar o evitar el consumo de alcohol
- Lo ideal es evitarlo. Si se consume, no más de 1 bebida al día en mujeres y 2 en hombres.
6. No fumar
- El tabaquismo daña los vasos sanguíneos y potencia los efectos de la hipertensión.
- Abandonar el cigarro reduce el riesgo cardiovascular de forma inmediata.
7. Controlar el estrés
- Practicar técnicas de relajación como respiración profunda, meditación o yoga.
- Dormir entre 7 y 9 horas de calidad por noche.
- Evitar la sobrecarga laboral y buscar espacios de recreación.
8. Monitorear la presión arterial en casa
- Utilizar un tensiómetro validado y registrar las mediciones.
- Compartir los resultados con el equipo de salud para un seguimiento más preciso.
Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO
Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.
Fuentes:
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- Verywell Health. (2025, August 18). 6 Essential Tips From the New High Blood Pressure Guidelines. Verywell Health. https://www.verywellhealth.com/takeaways-from-new-blood-pressure-guidelines-11793479
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