Colitis y alimentación.
Si alguna has experimentado dolor abdominal, inflamación o malestar digestivo persistente, es posible que la causa sea la colitis. Esta condición afecta a una gran parte de la población y puede deteriorar significativamente la calidad de vida si no se maneja de manera adecuada con el acompañamiento de diversos especialistas.
Pero ¿qué es exactamente la colitis y cómo influye la alimentación en su desarrollo y tratamiento? En este artículo, abordaremos sus causas, sintomatología, complicaciones y el impacto de la nutrición en su manejo para prevenir futuras afecciones.
La colitis es la inflamación del revestimiento interno del colon, la cual puede tener diversas causas, como infecciones, enfermedades autoinmunes, estrés o reacciones a ciertos alimentos. Las causas de la colitis también pueden ser de origen genético, biológico o externo. En muchos casos, es provocada por una infección causada por patógenos como virus, bacterias, hongos o parásitos. También puede desarrollarse por intoxicaciones alimentarias al ingerir alimentos o bebidas contaminadas.
El uso prolongado de ciertos medicamentos, como antibióticos o laxantes, puede alterar el microbiota intestinal y dañar las paredes del colon, favoreciendo la inflamación. Además, algunas condiciones como el síndrome de intestino irritable (SII) pueden predisponer a la colitis espasmódica, caracterizada por contracciones irregulares en el colon. El colon, que es la parte del intestino grueso que se extiende hasta el recto, puede verse afectado por esta inflamación, generando síntomas como:
Diarrea persistente
Estreñimiento
Dolor abdominal
Hinchazón
Pérdida de peso
Fatiga
Fiebre
Deshidratación
Para confirmar la presencia de colitis, se recomienda realizar las siguientes pruebas de rutina (Yamamoto-Furusho et al., 2017):
- Exploración física y evaluación clínica.
- Pruebas de laboratorio, incluyendo análisis de sangre y marcadores inflamatorios.
- Descartar la presencia de infecciones virales o bacterianas.
- Íleo-colonoscopia, considerada una técnica fundamental tanto para el diagnóstico inicial como para el seguimiento.
- Ultrasonido abdominal, una herramienta accesible y no invasiva.
- Imagen por resonancia magnética (RM), útil para evaluar la inflamación intestinal.
Si no se maneja de manera adecuada, la colitis puede generar complicaciones graves, como:
- Úlceras en el colon: La inflamación crónica puede provocar la formación de úlceras en la mucosa intestinal, lo que aumenta el riesgo de sangrado.
- Perforación del colon: En casos severos, la inflamación prolongada puede debilitar la pared intestinal, generando perforaciones que pueden derivar en peritonitis.
- Megacolon tóxico: Una inflamación grave y repentina que puede causar dilatación severa del colon, aumentando el riesgo de sepsis y muerte si no se trata a tiempo.
- Malabsorción de nutrientes: La inflamación prolongada del intestino puede afectar la absorción de vitaminas y minerales esenciales como hierro, calcio y vitamina B12, lo que puede provocar anemia y osteoporosis.
- Aumento del riesgo de cáncer colorrectal: Las enfermedades inflamatorias crónicas del colon, como la colitis ulcerosa, están asociadas con un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal a largo plazo.
En algunos casos, el nutriólogo prescribe a pacientes con colitis una dieta baja en FODMAP, una estrategia diseñada para reducir los síntomas del síndrome de intestino irritable y otros trastornos digestivos. El término FODMAP se refiere a un grupo de carbohidratos de cadena corta que pueden ser mal absorbidos en el intestino, fermentándose en el colon y provocando síntomas como hinchazón, gases y diarrea (Gibson & Shepherd, 2010).
Esta dieta puede ser muy beneficiosa como complemento nutricional en el tratamiento, ya que permite identificar si algún alimento específico está provocando el malestar. Sin embargo, al ser un régimen bastante restrictivo, no debe mantenerse por períodos prolongados y requiere la supervisión continua de un nutriólogo.
Se recomienda evitar los alimentos altos en FODMAP y priorizar aquellos que sean mejor tolerados para reducir la inflamación y mejorar la digestión.
- Lácteos con lactosa (leche entera, queso crema, yogurt convencional).
- Legumbres (frijoles, lentejas, garbanzos).
- Trigo, cebada y centeno.
- Vegetales como ajo, cebolla, col y espárragos.
- Frutas como mango, sandía y durazno.
- Endulzantes artificiales como sorbitol y manitol.
También se recomienda evitar alimentos irritantes como el café, bebidas con cafeína, alcohol y picantes.
Los alimentos ultra procesados tampoco se recomiendan ya que pueden aumentar la inflamación intestinal, alterando la microbiota y empeorando los síntomas digestivos.
- Proteínas: Carne, pollo, pescado, huevos.
- Vegetales: Espinaca, zanahoria, calabacín, pepino.
- Frutas: Fresas, uvas, kiwi, plátano maduro.
- Lácteos sin lactosa y bebidas vegetales como leche de almendra.
- Cereales: Arroz, avena, quinoa, papa.
Si no se sigue una alimentación adecuada, la mala digestión de ciertos alimentos puede provocar distensión abdominal, espasmos y sensación de tirantez en el abdomen, lo que puede derivar en colitis espasmódica.
1. Evitar alimentos ricos en grasas saturadas.
Las grasas saturadas pueden agravar la inflamación intestinal y empeorar los síntomas digestivos de la colitis. La OPS (2019) recomienda evitar alimentos como frituras, carnes rojas procesadas, embutidos y productos de bollería industrial, ya que no solo aumentan la inflamación, sino que también pueden desencadenar brotes en personas susceptibles. Estas grasas estimulan la producción de sustancias inflamatorias y suelen resultar pesadas para el sistema digestivo, lo que puede causar distensión, gases y malestar.
2. Limitar alimentos altamente procesados.
La OMS (2020) señala que el consumo de alimentos ultraprocesados está relacionado con el aumento de enfermedades inflamatorias, incluida la colitis.
Estos productos suelen ser ricos en azúcares refinados, aditivos, colorantes, saborizantes y bajos en fibra, lo que puede empeorar síntomas como la inflamación y la indigestión. Además, los aditivos presentes en estos alimentos pueden alterar el equilibrio de la flora intestinal y agravar los síntomas.
3. Aumentar el consumo de fibra soluble.
El consumo de fibra soluble ayuda a regular la digestión sin irritar el intestino. Según la OMS (2021), esta fibra puede aliviar la diarrea y mejorar la regularidad intestinal en personas con colitis. Además, suaviza las heces en casos de estreñimiento y protege la mucosa intestinal, reduciendo la irritación e inflamación.
Entre los alimentos ricos en fibra soluble encontramos a la avena, chía, linaza, plátano, manzana (sin cáscara), zanahoria y papaya.
4. Incorporar alimentos ricos en omega-3.
Los ácidos grasos omega-3 poseen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación en el tracto intestinal, contribuyendo así al control de los brotes de colitis (OMS, 2020).
Estos nutrientes también regulan la producción de eicosanoides y citocinas inflamatorias, lo que puede aliviar el daño en la mucosa intestinal.
5. Evitar alimentos picantes y con alto contenido en especias.
Los alimentos picantes y aquellos con un alto contenido en especias pueden irritar el intestino y aumentar la inflamación.
La OMS (2021) recomienda evitar el consumo de chiles, salsas picantes y especias intensas, ya que pueden desencadenar dolor abdominal, diarrea y malestar en personas con colitis.
6. Hidratarse adecuadamente.
Mantener una adecuada hidratación es fundamental para conservar el equilibrio de líquidos y electrolitos, lo que es especialmente importante en casos de diarrea.
La OMS (2020) recomienda beber al menos 8 vasos de agua al día para prevenir la deshidratación, un riesgo común en pacientes con colitis debido a la pérdida de líquidos.
7. Incorporar suplementos probióticos.
Los suplementos probióticos son importantes en la colitis, ya que ayudan a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal, fortalecen la digestión y reducen la inflamación. La OMS (2021) sugiere que su consumo puede mejorar la salud intestinal y disminuir la inflamación en personas con esta condición.
8. Un buen manejo del estrés.
El estrés puede empeorar la inflamación, aumentar los síntomas digestivos y provocar recaídas en la colitis.
Por ello, se recomienda incorporar técnicas de relajación, actividad física moderada y mantener una rutina de sueño adecuada para gestionar el estrés de forma efectiva.
Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO
Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.
Referencias:
• Gibson, P. R., & Shepherd, S. J. (2010). “Evidence-based dietary management of functional gastrointestinal symptoms: The FODMAP approach.” Journal of Gastroenterology and Hepatology, 25(2), 252-258.
• Yamamoto-Furusho, et al. (2017) Diagnostico y tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal: Primer consenso latinoamericano de la Pan American Crohn´s and colitis organisation. Revista de Gastroenterología de México, 82, 46-84.
• Rojas. (2019) Diagnostico y manejo de la colitis microscópica. Gastroenterol Latinoam,30, 35-38. • Canicoba y Nastasi. (2016) La dieta reducida en FODMAP: ventajas y controversias. Nutrición clínica en medicina, 10, 20-39.
Encuentra nuestros productos en
Comentarios
Publicar un comentario