El autismo, también llamado trastorno del espectro autista (TEA), es una condición del neurodesarrollo que afecta la manera en que una persona percibe el mundo, se comunica e interactúa con los demás. Se le llama “espectro” porque cada persona con autismo puede tener características muy diferentes: algunas pueden necesitar mucho apoyo en su vida diaria, mientras que otras son más independientes.
Es importante destacar que el autismo no es una enfermedad, sino una forma distinta de funcionamiento neurológico. Muchas personas dentro del espectro desarrollan talentos especiales y una visión única del mundo. Por eso, hablar de autismo desde una mirada respetuosa y sin prejuicios es clave para fomentar la inclusión.
Un diagnóstico temprano y el acceso a apoyos adecuados (como terapia del lenguaje, ocupacional o intervención educativa) pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con TEA y sus familias.
Signos en el autismo
El trastorno del espectro autista (TEA) se caracteriza por una serie de signos que afectan principalmente la forma en que una persona se comunica, interactúa y percibe el mundo. Estos signos pueden variar mucho en intensidad y forma de presentación.
- Dificultad para iniciar o mantener conversaciones.
- Menor uso del contacto visual o expresiones faciales.
- Problemas para comprender gestos, expresiones y normas sociales implícitas.
- Puede parecer que no responde al ser llamado por su nombre.
- Dificultades para desarrollar amistades o para compartir intereses.
2. Conductas e intereses:
- Comportamientos repetitivos (balancearse, aletear con las manos, alinear objetos).
- Apego a rutinas estrictas y resistencia al cambio.
- Intereses intensos y específicos, que pueden ser inusuales en comparación con otros niños o adultos de su edad.
- Uso repetitivo o particular de objetos y juguetes.
3. Procesamiento sensorial:
- Hipersensibilidad: sonidos, luces, texturas o sabores pueden resultar abrumadores.
- Hiposensibilidad: búsqueda de estímulos intensos, como presionar objetos o buscar movimiento constante.
4. Lenguaje y habilidades cognitivas:
- Retraso en el desarrollo del lenguaje o uso poco común del mismo (ecolalia, frases muy formales para la edad).
- Algunas personas presentan habilidades especiales en memoria, cálculo, música o arte.
Es importante destacar que no todas las personas con autismo presentan los mismos signos ni con la misma intensidad. Por ello, se habla de un “espectro”. Un diagnóstico temprano y un acompañamiento adecuado pueden favorecer el desarrollo de habilidades y la calidad de vida.
Efectos del autismo
El autismo no es una enfermedad, pero sí puede traer consigo ciertas complicaciones que influyen en la vida diaria, especialmente si no se cuenta con un diagnóstico temprano y un entorno de apoyo.
1. Salud mental y emocional:
- Mayor riesgo de ansiedad y depresión, especialmente en la adolescencia y adultez.
- Estrés por la dificultad de adaptarse a entornos sociales exigentes.
- Baja autoestima si experimentan rechazo, incomprensión o acoso escolar.
2. Aprendizaje y desarrollo:
- Dificultades en la adquisición del lenguaje y la comunicación.
- Problemas de aprendizaje, aunque en algunos casos también pueden existir habilidades excepcionales en áreas específicas.
- Desafíos en la adaptación escolar por la falta de apoyos adecuados.
3. Vida social y familiar:
- Aislamiento social debido a las dificultades para relacionarse con otros.
- Riesgo de acoso escolar (bullying) en la infancia y adolescencia.
- Retos en la independencia y en la inserción laboral durante la adultez.
4. Salud física:
- Trastornos del sueño frecuentes.
- Problemas gastrointestinales, que se presentan con mayor frecuencia en comparación con la población general.
- Mayor riesgo de epilepsia en algunos casos.
5. Otras complicaciones:
- Dificultad para manejar cambios en la rutina, lo que puede provocar crisis emocionales.
- Riesgo de exclusión social si no existe comprensión ni adaptaciones en el entorno.
¿Cómo influye la alimentación en el autismo?
1. Estado nutricional y crecimiento:
- La selectividad alimentaria típica en algunos niños y adultos con autismo puede llevar a deficiencias de vitaminas (como la vitamina D y el complejo B) y minerales (como hierro y zinc).
- Estas deficiencias pueden afectar el crecimiento, la energía, la inmunidad y la salud ósea.
2. Salud gastrointestinal:
- Muchas personas con TEA presentan problemas digestivos (estreñimiento, diarrea, reflujo, dolor abdominal).
- Una dieta rica en fibra, agua y alimentos de fácil digestión puede mejorar la salud intestinal, lo que a su vez favorece el bienestar general.
3. Conducta y aprendizaje:
- El malestar digestivo o la deficiencia de nutrientes puede influir en el estado de ánimo, la atención y el comportamiento.
- Una dieta balanceada ayuda a mantener niveles estables de energía y concentración, lo cual beneficia el aprendizaje y la interacción social.
4. Sensibilidad sensorial:
- Las texturas, sabores, olores o colores de los alimentos pueden ser un desafío para quienes tienen hipersensibilidad sensorial.
- Adaptar la alimentación a estas necesidades, sin perder el aporte nutricional, puede reducir la ansiedad y mejorar la disposición a comer.
5. Dietas especiales:
Algunas familias optan por dietas sin gluten o sin caseína. La evidencia científica sobre sus beneficios aún es limitada, por lo que no se recomienda iniciar dietas restrictivas sin supervisión profesional.
Lo más importante es asegurar una nutrición completa y equilibrada, ajustada a las necesidades de cada persona.
Alimentos recomendados para personas que viven en el espectro autista.
No existe una “dieta única” para todas las personas con TEA, pero sí hay grupos de alimentos clave que ayudan a mejorar la nutrición, la digestión y el bienestar general. La clave está en ofrecer variedad, respetando las sensibilidades sensoriales y las preferencias individuales.
1. Frutas y verduras frescas:
- Aportan vitaminas, minerales y fibra, esenciales para la salud intestinal y la inmunidad.
- Se recomienda variar los colores para asegurar distintos nutrientes (ejemplo: zanahoria, espinaca, brócoli, berries, plátano, manzana).
2. Cereales integrales:
- Arroz integral, avena, quinoa, amaranto o pan integral.
- Aportan energía de liberación lenta y fibra, ayudando a mejorar la digestión y mantener la concentración.
3. Proteínas de calidad:
- Pescado, pollo, pavo, huevos, legumbres (frijoles, lentejas, garbanzos).
- Favorecen el desarrollo muscular y la producción de neurotransmisores.
- Los pescados ricos en omega-3 (como salmón, sardina y atún) pueden apoyar la función cerebral.
4. Lácteos o alternativas fortificadas:
- Yogur natural, queso fresco, leche o bebidas vegetales fortificadas con calcio y vitamina D.
- Importantes para la salud ósea.
- Si existe intolerancia, se recomiendan sustitutos fortificados (ejemplo: leche de almendra, soya o avena).
5. Grasas saludables:
- Aguacate, aceite de oliva, semillas (chía, linaza) y frutos secos (nueces, almendras, cacahuates, pistaches).
- Aportan ácidos grasos esenciales que benefician al cerebro y al sistema nervioso.
6. Agua:
- Mantener una buena hidratación ayuda a la digestión, la concentración y la regulación emocional.
Alimentos no recomendados
- Refrescos, papas fritas, galletas, pastelitos y comida rápida.
- Suelen tener exceso de azúcar, grasa saturada, sodio y aditivos.
- Pueden afectar la concentración, el sueño y favorecer la obesidad.
2. Azúcares refinados en exceso:
- Dulces, jugos industrializados, postres muy azucarados.
- El consumo elevado se asocia con cambios bruscos de energía y ánimo, además de riesgo de caries y obesidad.
3. Alimentos con muchos aditivos o colorantes:
- Algunos colorantes y conservadores artificiales pueden aumentar la hiperactividad o generar malestar digestivo en ciertos niños sensibles.
4. Grasas trans y saturadas en exceso:
- Margarinas, frituras, embutidos y productos de bollería industrial.
- No aportan beneficios y aumentan el riesgo de problemas cardiovasculares y sobrepeso.
5. Gluten y caseína (solo bajo indicación médica):
- El gluten está presente en trigo, cebada y centeno; la caseína en la leche y derivados.
- Algunas familias reportan mejoría al eliminarlos, pero la evidencia científica es limitada.
- No se recomienda eliminar estos alimentos sin supervisión médica, ya que puede causar deficiencias nutricionales.
6. Cafeína:
- Refrescos de cola, bebidas energéticas, café y té negro en exceso.
Puede afectar el sueño, aumentar la ansiedad y la irritabilidad.
Recomendaciones de estilo de vida
El estilo de vida es clave para mejorar la salud, el bienestar emocional y la integración social de las personas con TEA. No se trata solo de alimentación, sino de un enfoque integral que incluye rutinas, movimiento, sueño y apoyos sociales.
1. Rutinas estructuradas pero flexibles:
- Mantener horarios predecibles para las comidas, el sueño y las actividades.
- Anticipar cambios con explicaciones claras o apoyos visuales para reducir la ansiedad.
2. Actividad física regular:
- Favorece la salud física, la regulación emocional y el sueño.
- Actividades recomendadas: natación, caminatas, yoga, danza o deportes adaptados.
- La actividad debe adaptarse a los intereses y capacidades de la persona.
3. Alimentación balanceada:
- Ofrecer variedad de frutas, verduras, proteínas magras y cereales integrales.
- Evitar exceso de ultra procesados y azúcares refinados.
- Introducir nuevos alimentos de manera gradual para ampliar la dieta y prevenir deficiencias.
4. Sueño saludable:
- Establecer rutinas tranquilas antes de dormir (leer, música suave, luces bajas).
- Evitar pantallas y cafeína en la tarde-noche.
- Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
5. Manejo de la sensibilidad sensorial:
- Adaptar los entornos (uso de audífonos, ropa cómoda, iluminación suave).
- Ofrecer espacios seguros y tranquilos para regularse cuando haya sobrecarga sensorial.
6. Apoyo emocional y social:
- Fomentar la expresión de emociones con palabras, dibujos o actividades artísticas.
- Promover actividades de integración social en entornos inclusivos.
- Buscar grupos de apoyo para familias y cuidadores.
7. Terapias complementarias:
- Terapia ocupacional, del lenguaje y conductual pueden mejorar la comunicación y la autonomía.
- Técnicas de relajación y mindfulness adaptadas pueden ayudar a reducir la ansiedad.
Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO
Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.
Fuentes:
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- Sharp, W. G., Berry, R. C., McCracken, C., Nuhu, N. N., Marvel, E., Saulnier, C. A., & Jaquess, D. L. (2013). Feeding problems and nutrient intake in children with autism spectrum disorders: A meta-analysis and comprehensive review of the literature. Journal of Autism and Developmental Disorders, 43(9), 2159–2173. https://doi.org/10.1007/s10803-013-1771-5


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