¿Te ha pasado que te sientes constantemente cansado, sin energía, o te cuesta concentrarte, aunque hayas dormido bien? Puede que no se trate solo de estrés o agotamiento. En algunos casos, estos síntomas pueden estar relacionados con algo más profundo: la anemia.
La anemia es una condición bastante común en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos para llevar el oxígeno que necesitas a todas tus células. Imagina que tus glóbulos rojos son pequeños repartidores de oxígeno, y cuando hay pocos o no funcionan bien, tu cuerpo no recibe lo necesario para mantenerse con vitalidad.
Dentro de cada glóbulo rojo hay una proteína llamada hemoglobina, que contiene hierro y es la encargada de transportar el oxígeno. Si tu cuerpo no tiene suficiente hierro, vitamina B12, ácido fólico o si estás perdiendo sangre (como en menstruaciones muy abundantes o úlceras), es probable que no se produzcan suficientes glóbulos rojos o que los que tienes no funcionen adecuadamente.
Tipos de anemia más comunes
Aunque solemos hablar de “anemia” en general, existen distintos tipos, y cada uno tiene causas y características distintas. Aquí te los presento de forma sencilla:
Anemia ferropénica (por deficiencia de hierro):
Es la más común, especialmente en mujeres jóvenes, embarazadas o personas con dietas pobres en hierro. También puede deberse a pérdidas de sangre.
Anemia megaloblástica:
Los glóbulos rojos son más grandes de lo normal, puede deberse por una deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico.
Anemia perniciosa:
Es una forma de anemia megaloblástica, cuya causa es la incapacidad del cuerpo para absorber la vitamina B12.
Anemia por deficiencia de vitamina B12:
Puede deberse a una dieta baja en esta vitamina (frecuente en personas veganas si no suplementan) o a problemas para absorberla, como en la anemia perniciosa.
Anemia por deficiencia de ácido fólico (folato):
El folato es clave para formar glóbulos rojos. Su deficiencia puede darse por mala alimentación, embarazo o ciertas enfermedades.
Anemia por enfermedades crónicas:
Enfermedades como el cáncer, enfermedades renales, lupus o artritis reumatoide pueden interferir con la producción de glóbulos rojos.
Anemia aplásica:
Es menos común, pero grave. Ocurre cuando la médula ósea no produce suficientes células sanguíneas. Puede ser causada por infecciones, medicamentos o enfermedades autoinmunes.
Anemias hemolíticas:
Aquí, los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que el cuerpo puede reemplazarlos. Algunas causas pueden ser hereditarias o adquiridas (como ciertas infecciones o medicamentos).
Anemia falciforme (drepanocítica):
Es un tipo hereditario donde los glóbulos rojos tienen forma de hoz (en lugar de redondos), lo que causa obstrucciones en los vasos sanguíneos y episodios de dolor.
Anemia sideroblástica:
Es menos frecuente y puede ser hereditaria o adquirida. Implica un problema en la forma en que el cuerpo usa el hierro para producir hemoglobina.
Anemia por pérdida aguda de sangre:
Se da cuando hay una gran hemorragia repentina, como en cirugías, traumatismos o partos complicados. Puede ser temporal pero severa.
Anemia por talasemia:
Que es una enfermedad hereditaria donde se afecta la producción de hemoglobina.
Anemia diseritropoyética congénita:
Es una enfermedad hereditaria donde se altera la producción de glóbulos rojos, pudiendo ser de diferentes tipos.
Síntomas comunes
La anemia puede pasar desapercibida en sus etapas iniciales, pero con el tiempo, tu cuerpo empieza a enviar señales. Los síntomas aparecen porque tus tejidos no están recibiendo el oxígeno que necesitan para funcionar correctamente. Aquí te comparto los más frecuentes:
- Cansancio o fatiga persistente
- Debilidad general
- Piel pálida o más clara de lo habitual
- Palpitaciones o latidos cardíacos acelerados
- Dificultad para respirar (especialmente al hacer esfuerzos)
- Mareos o sensación de desmayo
- Dolor de cabeza
- Manos y pies fríos
- Uñas frágiles o quebradizas
- Caída del cabello
- Problemas de concentración o memoria
- Irritabilidad o cambios de ánimo
- Síntomas según el tipo de anemia
Aunque muchos síntomas se repiten, cada tipo de anemia puede tener características particulares. Aquí te los explico de manera sencilla:
1. Anemia ferropénica (por deficiencia de hierro)
- Antojos inusuales (como hielo, tierra o almidón: pica)
- Uñas en forma de cuchara (coiloniquia)
- Lengua inflamada o dolorida
- Piel seca o agrietada en las comisuras de la boca
2. Anemia por deficiencia de vitamina B12
- Hormigueo o entumecimiento en manos y pies
- Dificultad para caminar o problemas de equilibrio
- Pérdida de memoria o confusión mental
- Cambios de humor o depresión
- Lengua roja e inflamada
Dato extra: La deficiencia de B12 puede dañar el sistema nervioso si no se trata a tiempo, incluso si los niveles de hemoglobina no están tan bajos.
3. Anemia por deficiencia de folato (ácido fólico)
- Síntomas similares a la anemia por B12, pero sin alteraciones neurológicas tan marcadas
- Úlceras en la boca
- Lengua inflamada
- Irritabilidad
- Diarrea ocasional
4. Anemia por enfermedades crónicas
- Fatiga persistente
- Piel pálida
- Falta de aire al mínimo esfuerzo
- Puede pasar desapercibida porque los síntomas se mezclan con los de la enfermedad de base (como insuficiencia renal, cáncer o lupus).
5. Anemia aplásica
- Infecciones frecuentes
- Sangrados fáciles (encías, nariz o moretones sin causa aparente)
- Palpitaciones y debilidad extrema
- Puede aparecer de forma repentina
6. Anemias hemolíticas
- Ictericia (piel o parte blanca de los ojos amarilla)
- Orina oscura
- Dolor abdominal
- Agrandamiento del bazo
- Fatiga y palpitaciones
7. Anemia falciforme (drepanocítica)
- Dolor intenso y repentino en distintas partes del cuerpo (“crisis de dolor”)
- Hinchazón en manos y pies
- Retraso en el crecimiento (en niños)
- Mayor riesgo de infecciones
- Ictericia
8. Anemia sideroblástica
- Fatiga
- Debilidad
- Dolor de cabeza
- Palidez
- Algunas formas pueden presentar síntomas similares a la sobrecarga de hierro (como dolor abdominal o problemas hepáticos)
9. Anemia por pérdida aguda de sangre
- Mareo o desmayo repentino
- Palidez intensa
- Pulso rápido y débil
- Presión arterial baja
- Sed extrema
Puede requerir atención médica urgente
10. Anemia megaloblástica en adultos:
- Fatiga
- Debilidad
- Palidez
- Dificultad para respirar
- Dolores de cabeza
- Mareos
- Problemas de concentración
- Irritabilidad
- Pérdida de apetito
- Alteraciones en la boca y lengua
- En algunos casos, puede tener manifestaciones neurológicas como hormigueo, entumecimiento y alteraciones en el equilibrio.
11. Anemia perniciosa:
- Fatiga
- Dificultad para respirar
- Palidez
- Entumecimiento de manos y pies
- Problemas de concentración
- Confusión
- Pérdida de memoria
- Irritabilidad
12. Anemia por talasemia:
- Fatiga
- Debilidad
- Palidez o color amarillento de la piel
- Inflamación abdominal
- Deformidades óseas en el rostro
13. Anemia diseritropoyética congénita:
- Fatiga
- Debilidad
- Ictericia
- Palidez
- Agrandamiento hepático y del bazo
Diagnóstico
Cuando te sientes constantemente cansado, sin energía o con palpitaciones, tu cuerpo está tratando de decirte algo. Para saber si esos síntomas están relacionados con anemia, el primer paso es mirar de cerca lo que está ocurriendo en tu sangre.
¿Qué pruebas se usan para diagnosticar la anemia?
El diagnóstico de anemia empieza con una historia clínica completa y un análisis de sangre, específicamente un hemograma completo (CBC, por sus siglas en inglés). Esta prueba permite al profesional de salud evaluar:
- Hemoglobina: La proteína que transporta el oxígeno. Niveles bajos indican anemia.
- Hematocrito: Proporción del volumen de sangre compuesta por glóbulos rojos.
- Recuento de glóbulos rojos: Indica cuántos hay por mililitro de sangre.
- Índices eritrocitarios (VCM, HCM, CHCM): Ayudan a clasificar el tipo de anemia según el tamaño y contenido de hemoglobina de los glóbulos rojos.
Importante:
El diagnóstico y clasificación de la anemia debe ser realizado por un profesional de la salud. Solo así podrás conocer la causa precisa y recibir el tratamiento más adecuado. Evita automedicarte o asumir diagnósticos sin una evaluación médica.
Diagnóstico por tipo de anemia
1. Anemia ferropénica (por deficiencia de hierro):
- Pruebas de ferritina sérica, hierro sérico y capacidad total de fijación del hierro (TIBC).
- En algunos casos, puede requerirse una endoscopía o colonoscopía para descartar sangrados internos.
2. Anemia por deficiencia de vitamina B12:
- Niveles de vitamina B12 en sangre.
- A veces se solicita ácido metilmalónico o homocisteína, que aumentan cuando hay deficiencia.
- Para confirmar anemia perniciosa, se buscan anticuerpos contra el factor intrínseco.
3. Anemia por deficiencia de folato (ácido fólico):
- Evaluación de niveles de folato.
- Suelen analizarse junto con la vitamina B12.
4. Anemia por enfermedades crónicas:
- El hemograma puede mostrar una anemia leve a moderada.
- La ferritina puede estar normal o alta (a diferencia de la anemia por falta de hierro).
- El médico valorará estudios adicionales según la enfermedad de base.
5. Anemia aplásica
- Hemograma con disminución de todas las células sanguíneas.
- Se confirma con una biopsia de médula ósea.
6. Anemias hemolíticas
- Análisis de bilirrubina indirecta, LDH, y reticulocitos elevados.
- Prueba de Coombs directa o indirecta para detectar anticuerpos.
- Frotis de sangre periférica para observar células anormales.
7. Anemia falciforme (drepanocítica)
- Electroforesis de hemoglobina para identificar hemoglobina S (anormal).
- Recuento alto de reticulocitos.
8. Anemia sideroblástica
- Confirmación con biopsia de médula ósea, donde se observan los “sideroblastos en anillo”.
- Puede acompañarse de niveles altos de hierro.
9. Anemia por pérdida aguda de sangre
- Diagnóstico clínico si hay sangrado evidente (accidente, cirugía, hemorragia).
- Cambios rápidos en el hemograma y signos de hipotensión o shock.
10. Anemia megaloblástica en adultos:
- Pruebas de laboratorio donde se note una anemia macrocítica
- Deficiencia de vitamina B12 o ácido fólico.
11. Anemia perniciosa:
- Análisis de sangre que revelen una anemia megaloblástica
- Niveles bajos de vitamina B12
- Búsqueda de anticuerpos anti-factor intrínseco
12. Anemia por talasemia:
- Análisis de sangre para conocer las características de los glóbulos rojos y la presencia de tipos anormales de hemoglobina
- Pruebas genéticas
13. Anemia diseritropoyética congénita:
- Análisis de sangre completo, incluyendo hemograma
- Análisis de médula ósea
- Pruebas genéticas
Recordemos que la anemia no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de que algo más está ocurriendo en el cuerpo. Por eso, un diagnóstico oportuno y profesional es fundamental. No todos los casos de anemia son iguales, y tratarla sin saber su causa puede ser riesgoso.
Si tienes síntomas persistentes como fatiga, palidez o debilidad, no lo ignores. Consulta con tu médico o profesional de salud de confianza: una prueba de sangre puede darte respuestas y devolverte el bienestar.
Alimentación y anemia
La buena noticia es que muchos casos de anemia, especialmente los relacionados con deficiencias nutricionales, pueden mejorar significativamente con una alimentación adecuada. Comer bien no solo te da energía, sino que también ayuda a que tu cuerpo produzca glóbulos rojos sanos y fuertes.
Alimentos recomendados según el tipo de anemia:
1. Anemia ferropénica (falta de hierro):
El objetivo es aumentar el consumo de hierro, tanto hemo (de origen animal) como no hemo (de origen vegetal) y mejorar su absorción.
Alimentos ricos en hierro hemo (de alta absorción):
- Hígado de res, pollo o cerdo
- Carne roja magra
- Pescado (sardinas, atún, salmón)
- Mariscos (almejas, mejillones)
Alimentos ricos en hierro no hemo (vegetal):
- Legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles)
- Tofu
- Espinaca, acelga, kale
- Avena, quinoa
- Semillas de calabaza y sésamo
- Frutas secas como pasas y ciruelas
Tip para mejorar su absorción: Combina estos alimentos con fuentes de vitamina C, como naranja, limón, kiwi, fresas o pimientos.
2. Anemia por deficiencia de vitamina B12, incluyendo la anemia megaloblástica y perniciosa:
Es clave incorporar alimentos ricos en esta vitamina, que solo se encuentra naturalmente en productos de origen animal.
Alimentos recomendados:
- Hígado de res
- Pescados (salmón, trucha, atún)
- Mariscos (almejas, mejillones)
- Huevos
- Lácteos (yogur, queso, leche)
- Carnes magras
- Alimentos fortificados con B12 (para personas veganas)
Las personas veganas deben considerar suplementos o alimentos fortificados, ya que no hay fuentes vegetales naturales de B12.
3. Anemia por deficiencia de folato (ácido fólico), incluyendo la anemia megaloblástica:
El folato es fundamental para la producción de glóbulos rojos, especialmente en mujeres embarazadas.
Alimentos ricos en folato:
- Vegetales de hoja verde (espinaca, lechuga romana, berros)
- Aguacate
- Legumbres (lentejas, habas, chícharos)
- Frutas cítricas (naranja, toronja)
- Plátano, papaya
- Panes, cereales y harinas fortificadas con ácido fólico
- Nueces y semillas
4. Anemia por enfermedades crónicas o inflamatorias
Aquí el objetivo no es solo suplir nutrientes, sino también apoyar al sistema inmune y reducir la inflamación.
Alimentos antiinflamatorios y ricos en nutrientes:
- Frutas y verduras frescas de todos los colores
- Grasas saludables (aguacate, aceite de oliva, nueces, pescado graso)
- Avena, arroz integral, legumbres
- Hierbas y especias como cúrcuma y jengibre
5. Anemia aplásica o hemolítica (más graves o genéticas)
La dieta es un apoyo complementario. Se recomienda una alimentación equilibrada, rica en nutrientes que favorezcan la producción de células sanguíneas y fortalezcan el sistema inmunológico.
Dieta variada y rica en hierro, B12 y folato:
- Hierro (hemo y no hemo):
- Hígado de res
- Carne magra (res, pollo, pavo)
- Lentejas y garbanzos
- Espinaca y acelga
- Semillas de calabaza
- Vitamina B12:
- Hígado y carnes rojas
- Pescados (salmón, atún, trucha)
- Huevos
- Leche y yogur
- Alimentos fortificados (para veganos)
- Folato (ácido fólico):
- Espinaca, kale, lechuga romana
- Aguacate
- Frijoles y lentejas
- Naranja y papaya
- Panes o cereales fortificados
6. Anemia por talasemia
En personas no transfundidas, se recomienda una alimentación equilibrada, con un aporte moderado de hierro y aumentando:
Alimentos con vitamina C:
- Naranja
- Guayaba
- Kiwi
- Brócoli
- Pimiento
Alimentos con folatos:
- Espinacas
- Frijoles
- Lentejas
- Naranjas y papaya
- Plátanos
- Productos lácteos
- Aguacate
Alimentos no recomendados
Aunque muchos alimentos son nutritivos, algunos pueden interferir con la absorción del hierro o afectar el equilibrio de nutrientes esenciales. Aquí te comparto los principales que es mejor evitar o consumir con moderación:
- Café y té (negro, verde, mate): Contienen taninos y polifenoles que pueden inhibir la absorción del hierro, especialmente si se toman cerca de las comidas.
- Lácteos en exceso: El calcio compite con el hierro en la absorción intestinal. No es necesario eliminarlos, pero sí evitar consumirlos junto con alimentos ricos en hierro.
- Alimentos ultraprocesados: Galletas, embutidos, cereales refinados y comidas rápidas suelen ser pobres en nutrientes y pueden dificultar una recuperación efectiva.
- Refrescos y bebidas azucaradas: El alto contenido de azúcares y fosfatos puede alterar la absorción de minerales esenciales y aumentar la inflamación.
- Fitatos y oxalatos (en exceso): Presentes en espinacas crudas, acelgas, salvado de trigo y algunas legumbres. Aunque son saludables, se recomienda remojar, cocinar o fermentar estos alimentos para reducir su efecto inhibidor sobre el hierro.
Otras recomendaciones:
Adoptar hábitos saludables tanto en la dieta como en el estilo de vida es fundamental para prevenir y manejar la anemia. Aquí te comparto recomendaciones sencillas que pueden hacer una gran diferencia:
Alimentación recomendada:
- Consume alimentos ricos en hierro, vitamina B12 y folato, como carnes magras, pescado, huevos, legumbres, verduras de hoja verde y frutas cítricas. Estos nutrientes son clave para la producción de glóbulos rojos sanos.
- Combina fuentes de hierro con vitamina C, ya que esta vitamina mejora su absorción (por ejemplo, un plato de lentejas con pimiento rojo o un vaso de jugo de naranja).
- Evita consumir café, té o lácteos junto con alimentos ricos en hierro, pues pueden dificultar su absorción.
- Prefiere alimentos frescos y poco procesados para maximizar la calidad nutricional.
Estilo de vida saludable
- Mantente hidratado, ya que una buena hidratación facilita el transporte de nutrientes y oxígeno en la sangre.
- Realiza actividad física moderada y constante, como caminar o yoga, para mejorar la circulación y la energía.
- Descansa lo suficiente y evita el estrés excesivo, ya que el sueño adecuado ayuda a la regeneración celular.
- No fumes ni consumas alcohol en exceso, porque estas sustancias afectan negativamente la producción de glóbulos rojos.
- Consulta regularmente a un profesional de la salud para seguimiento y diagnóstico oportuno.
Cuidar tu alimentación y estilo de vida es clave para fortalecer tu salud y combatir la anemia.
Incluir alimentos ricos en hierro, vitamina B12 y folato, junto con hábitos saludables como la actividad física moderada, buen descanso y evitar el tabaco y el alcohol, puede marcar una gran diferencia en tu bienestar.
Recuerda que estos cambios son un complemento importante al diagnóstico y seguimiento médico, así que siempre consulta con un profesional para recibir la mejor atención personalizada. Con pequeños pasos y constancia, puedes mejorar tu energía y calidad de vida día a día.
Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO
Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.
Referencias:
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