México ha dado un paso decisivo
hacia la mejora de la salud de su infancia: desde finales de marzo de 2025
entró en vigor una nueva norma que prohíbe la venta de alimentos
ultraprocesados en todas las escuelas del país. Esta iniciativa busca crear
entornos escolares más saludables y prevenir el sobrepeso y la obesidad desde
edades tempranas.
La
nueva prohibición de vender comida chatarra en las escuelas mexicanas no llegó
sola, sino que está respaldada por bases legales sólidas. Esta acción forma parte de la
Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible, que entró en vigor el 31 de
marzo de 2025 con el objetivo de proteger la salud de niñas, niños y adolescentes
en entornos escolares.
Además,
esta medida se complementa con la Norma Oficial Mexicana NOM-051, la cual
regula el etiquetado frontal de advertencia en productos que contienen altos
niveles de azúcares, grasas y sodio. Gracias a esta normativa, es más fácil
identificar qué productos no cumplen con los criterios para estar presentes en
las escuelas.
¿Qué
busca la nueva ley?
La nueva reforma a la Ley General de Educación surge como una respuesta urgente ante uno de los desafíos más importantes de salud pública en México: la obesidad infantil. Datos recientes muestran que más del 16% de niñas, niños y adolescentes presentan sobrepeso u obesidad, lo que ha generado gran preocupación entre especialistas y autoridades sanitarias.
Uno
de los factores que ha contribuido significativamente a esta situación es el
fácil acceso a productos ultraprocesados y bebidas azucaradas, especialmente
dentro de las escuelas. De hecho, se estima que en el 98% de los planteles
educativos del país se comercializan este tipo de alimentos, lo que favorece la
adopción de hábitos alimenticios poco saludables desde edades tempranas.
Al
restringir la venta de comida chatarra en los entornos escolares y promover
alimentos más nutritivos, se pretende transformar estos espacios en lugares que
impulsen estilos de vida más sanos y prevengan enfermedades crónicas
relacionadas con la mala alimentación.
Se proyecta que más de la mitad de la infancia mexicana tendrá exceso de peso en la próxima década si no se toman medidas efectivas. Esta iniciativa busca revertir esa tendencia y proteger el bienestar de las nuevas generaciones. Como especialistas en nutrición, tenemos la responsabilidad de acompañar este proceso con educación, orientación y apoyo tanto en el ámbito escolar como familiar.
La
salud comienza en casa, pero también se fortalece en la escuela.
Sanciones
por incumplimiento de la Norma
Las escuelas que no respeten esta nueva disposición podrían ser sancionadas.
Entre las consecuencias se contemplan desde multas hasta en situaciones más severas, el retiro del Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE).
Las personas o comercios que vendan alimentos
no permitidos dentro o cerca de los centros educativos podrían recibir multas
que van de los 10,900 hasta los 109,000 pesos, dependiendo de la gravedad de la
infracción.
El
propósito de estas acciones es asegurar que todos los entornos escolares sean
espacios que favorezcan el bienestar y la salud de niñas, niños y adolescentes.
Alimentos
No permitidos
Este nuevo reglamento impide la venta de productos con bajo valor nutricional y alto contenido calórico. Algunos de los alimentos y bebidas que ya no podrán ofrecerse en las escuelas son:
- Frituras y botanas industrializadas.
- Pan dulce, galletas azucaradas, donas y postres empaquetados.
- Caramelos, paletas, helados y golosinas en general.
- Refrescos, jugos con azúcar añadida y yogures saborizados.
- Comida rápida con sellos de advertencia, como pizzas, salchichas, hot dogs y hamburguesas.
- Todo alimento con sellos de advertencia de la NOM-051 queda fuera de los espacios escolares.
Alimentos permitidos
La idea no es solo eliminar lo nocivo, sino fomentar lo nutritivo. Por eso, las escuelas podrán ofrecer alimentos como:
- Frutas y verduras frescas.
- Leguminosas y cereales integrales.
- Alimentos de origen animal bajos en grasa, como pollo, pavo o pescado cocidos de forma saludable.
- Semillas naturales como cacahuates o pepitas, siempre sin freír ni añadir sal.
- Leche baja en grasa o descremada.
- Agua simple, tés naturales e infusiones sin azúcar añadida.
Recomendaciones
Para padres de familia:
- Educar a los niños sobre sus elecciones alimenticias: Hablar con los hijos sobre los beneficios de consumir alimentos saludables y cómo estos les ayudan a tener más energía y mejor salud es fundamental. Esto les permitirá entender la importancia de hacer elecciones nutritivas, incluso fuera del hogar (Rodríguez & Pérez, 2023).
- Dar el ejemplo: Los niños tienden a imitar lo que ven en casa. Si los padres optan por una alimentación saludable, los niños son más propensos a seguir esos mismos hábitos. Mostrar entusiasmo y compromiso por la comida sana puede motivar a los niños a hacer lo mismo (Gómez & Ramírez, 2022).
- Aprovechar las oportunidades que ofrece la escuela: La nueva normativa también se está implementando en las instituciones educativas. Como padres, pueden colaborar con las escuelas para garantizar que los menús sean saludables y que los niños reciban educación sobre nutrición (Sánchez et al., 2024).
- Preparar refrigerios saludables: En lugar de enviar a los niños con golosinas o bebidas azucaradas, es recomendable ofrecer meriendas como frutas, nueces o yogur natural. Esto no solo asegura que los niños tengan un refrigerio saludable, sino que también refuerza los hábitos alimenticios correctos (González, 2024).
Para Nutriólogos:
- Asesorar a las familias sobre la nueva normativa: Es importante que los nutriólogos ayuden a los padres a comprender los beneficios de la nueva ley y cómo pueden aplicar estos cambios en sus hogares. Ofrecer recomendaciones claras y prácticas para una alimentación saludable puede hacer que la transición sea más sencilla para las familias (Crespo & Díaz, 2023).
- Sustituir productos procesados con alternativas saludables: Para evitar que los niños recurran a los productos ultraprocesados, los Nutriólogos pueden sugerir alternativas fáciles de preparar, como batidos de frutas, snacks caseros o ensaladas frescas. Esto puede ayudar a mejorar significativamente la nutrición infantil (López & Martín, 2024).
- Acompañar a las familias en el proceso de cambio: Cambiar los hábitos alimenticios puede ser un reto. Los nutriólogos deben ser pacientes y ofrecer soluciones graduales para que las familias no se sientan abrumadas. Además, proporcionar recetas simples y consejos prácticos es una excelente manera de facilitar este cambio (Vega, 2023).
- Educar sobre el impacto positivo de la nueva ley: Los Nutriólogos pueden explicar a los padres cómo la ley contribuirá a la salud a largo plazo, reduciendo los riesgos asociados a la obesidad y enfermedades crónicas. Esta comprensión puede aumentar la motivación para seguir las nuevas recomendaciones alimenticias (Sánchez et al., 2024).
- Colaborar con las instituciones educativas: Los nutriólogos también pueden trabajar junto con las escuelas para asegurar que las opciones alimenticias sean adecuadas. Además, pueden ayudar a implementar programas educativos sobre nutrición que involucren a los estudiantes y padres en el proceso (López & Martín, 2024).
Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO
Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.
Referencias:
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