Las frituras son alimentos que se cocinan a altas temperaturas al ser sumergidos en aceite, lo que modifica su composición nutricional e incrementa su valor calórico. A continuación, te comparto algunas de sus características:

Alto contenido calórico: Debido a la absorción de grasa durante el proceso de cocción, las frituras tienen un alto valor calórico. El consumo excesivo de estos alimentos puede contribuir al aumento de grasa corporal, lo que puede tener efectos negativos sobre la salud (Gómez & Ramírez, 2022).

Grasas trans y saturadas: Las frituras comerciales como papas fritas y chips, suelen contener grasas trans y saturadas. Estas grasas son perjudiciales para la salud ya que elevan los niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) en la sangre, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares (Rodríguez & Pérez, 2023).

Bajo valor nutricional: Aunque las frituras pueden ser deliciosas, tienen un bajo contenido de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra. Esto las convierte en una opción poco beneficiosa para una dieta equilibrada (Vargas, 2024).

Acumulación de acrilamida: Durante el proceso de fritura, especialmente a altas temperaturas, se puede formar una sustancia química llamada acrilamida. En estudios de laboratorio con animales se ha asociado esta sustancia con un mayor riesgo de cáncer. Aunque aún se necesita más investigación en humanos, es un factor preocupante para la salud (Sánchez et al., 2024).

Impacto en la digestión: Debido a su alto contenido graso, pueden ser difíciles de digerir, lo que puede generar malestar estomacal o pesadez en algunas personas (González, 2024).

Aumento del riesgo de enfermedades crónicas: El consumo frecuente de frituras ha sido vinculado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión y trastornos cardiovasculares. Esto se debe principalmente a su alto contenido de grasas poco saludables (Crespo & Díaz, 2023).


Aunque las frituras son populares y consumidas con frecuencia, es esencial tener en cuenta su impacto en la salud y consumirlas con moderación. 


Privilegiar alimentos frescos y nutritivos puede ayudar a mantener un equilibrio saludable a largo plazo.


Elaboró: Pasante de prácticas profesionales de la Lic. en Nutrición JACQUELINE RAMIREZ NARANJO

Revisó: LN Laura Carolina Soto Ham.

 


Referencias:


• Crespo, J., & Díaz, L. (2023). Estrategias nutricionales para promover hábitos saludables en la infancia. Editorial Salud y Bienestar.

  Gómez, M., & Ramírez, A. (2022). El impacto de los hábitos alimenticios en la salud infantil: Un enfoque preventivo. Editorial Nutrición y Salud.

• González, F. (2024). Recomendaciones para una alimentación infantil balanceada. Instituto Nacional de Nutrición.

  Rodríguez, S., & Pérez, M. (2023). La educación nutricional en los niños: Un enfoque familiar. Editorial Crianza y Salud.

 Sánchez, E., Pérez, T., & Vargas, C. (2024). La implementación de políticas alimentarias en el ámbito escolar: Retos y soluciones. Salud Pública.

• Vargas, R. (2024). Promoción de una alimentación saludable en el hogar. Nutrición y Familia.

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